lunes, 2 de febrero de 2009

Arthur Schopenhauer (1788-1860)

Hay críticos que creen sabre lo que es bueno y lo que es malo porque toman su cornetín por la trompeta de la fama.
Así como nua medicina no surte efecto si la dosis es demasiado grande, a los discursos de censuras y a las críticas, cuando superan los límites de la justicia, les pasa lo mismo.

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Las cosas pasan en la república de las letras como en las otras repúblicas:agrada un hombre sencillo, que sigue tranquilamente su camino, y no quiere ser más maligno que los demás.En cambio, se conspira silidariamente contra los excéntricos, que son un peligro, y se tiene en esto la mayoría (¡y qué mayoría!) de su parte. En la república de las letras pasan las cosas como en la república mexicana, donde cada uno piensa más que en su provecho y busca la consideración y el poder personal, sin cuidarse para nada del conjunto de la nación, que marcha a su ruina. Del mismo modo, en la república cada uno trata de hacerse valer a sí mismo con miras de obtener consideración. El solo punto en que están todos de acuerdo, es en no dejar surgir una cabeza verdaderamente eminente, en el caso que apareciera, porque amenazaría a todas las demás. Cómo, con tal proceder, el conjunto de los conocimientos pierde en iniciativa, en originalidad y en vigor, no es difícil adivinarlo (140)



La lectura, los libros y otros ensayos.Trad.Agustín Izquierdo, EDAF:Madrid,1996.

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